
CULTURA/TBT– La canquiña, es un dulce simbólico de la República Dominicana que no es común encontrarla en un punto de venta específico, sino que se vende y se compra en diferentes paradas o estaciones del transporte público. También los vendedores van abordando los autobuses que se desplazan a las diferentes ciudades y pueblos convenciendonos de comprar aunque sea una.
Antes, este dulce era de los más esperados por los niños como un presente de sus padres cuando iban a la capital.
Tienen una forma muy singular: delgadas, por lo que a algunas personas «flacas» -en forma de broma- se les dice «tu pareces una canquiña». Suelen aparecer latigozas, «fofas» o simplemente muy ásperas pero gustozas.
La canquiña llamaba la atención especialmente de los niños/as, quizás por sus diseños y envolturas que es un papel con figuras coloridas y diferentes.
Pero este sabroso dulce ya no es tan común como era hace varias décadas. Tanto que, hoy cuando encontramos una, por casualidad, nos da nostalgia y nos trae recuerdos de la infancia sobre algún viaje, un tío, o vecino que nos traía una desde la ciudad.
De hecho, hay una frase que se hizo muy popular especialmente en redes sociales: «el que no comió canquiña en su niñez, no tuvo infancia».
Pero tambien, el latigozo dulce es parte muy significativa de los recuerdos de los dominicanos que viven fuera del país.
La canquiña se fabrica con azúcar y coco como base, al cocerse se convierte en una masa que luego se alarga o se retorce en forma de «palito». Su sabor es muy original y tan sabroso, que puede causar «seguidilla».